Georges Ribemont-Dessaignes
–
¡OH! –
Depositó su
sombrero en el suelo y lo llenó de tierra
Y sembró
allí con el dedo una lágrima.
Un gran
geranio surgió, tan grande.
Dentro del
follaje maduró un número indefinido de calabazas
Abrió una boca
llena de dientes con coronas de oro y dijo:
¡I griega!
Sacudió las
ramas del sauce de Babilonia que refrescaba el aire
Y su mujer
encinta, a través de la piel de su vientre,
Mostró al
niño una luna creciente nacida muerta
Le puso en
la cabeza el sombrero importado de Alemania.
La mujer
abortó de Mozart,
Mientras
pasaba en un coche blindado
Un arpista,
Y en mitad
del cielo, palomas,
Tiernas
palomas mejicanas, comían cantáridas.
(En:
Dada, nº. 7, marzo de 1920, p. 3)(Traducción del francés: Jesús García Rodríguez)
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